En el contexto actual de dificultad económica al que se enfrenta la mayor parte de la humanidad, el control de la deuda es una de las cuestiones más importantes que la sociedad debe tener en cuenta. Igualmente, en una escala menor, es el mismo ciudadano quien debe cuidar de su situación económica y controlarla. La mayor parte de las personas se encuentran en una situación similar: el endeudamiento.
Los pesos argentinos pasan dificultades al enfrentarse al dólar, sin embargo, las expectativas del país son buenas y son muchas las voces que auguran un porvenir económico muy a favor para Argentina. Los tiempos en que el país necesitaba canjear puntos de su deuda para afrontarla ya pasaron. La situación ha mejorado con el tiempo, y mientras la vieja Europa se enfrenta ahora a los problemas de deuda, en América Latina la situación mejora paulatinamente y las economías se sienten más fuertes.
Sin embargo, todavía queda deuda que saldar. Existen varias prácticas que pueden resultar muy eficientes a la hora de salir de la deuda. Mantener un control de la cuentas es uno de los pasos imprescindibles, además, es necesario vigilar los gastos que resultan innecesarios y procurar mantener la liquidez. Por supuesto, mantener una buena relación con los acreedores, con aquellos que proveen tanto a un estado como a una empresa o a una familia, es una cuestión primordial, así como intentar buscar buen asesoramiento. Igualmente, la relación con los bancos debe ser transparente y tanto las cuentas de los prestamistas como de los deudores han de resultar claras.
Despilfarrar con el fin de realizar inversiones puede resultar una tentación, sin embargo, así solo se conseguirá aumentar la deuda y enquistarla de manera que resulte casi imposible librarse de ella. Tan solo el control del gasto económico y el cuidado de unas cuentas ajustadas puede ser el camino para librar del peso del endeudamiento tanto a las grandes economías gubernamentales como a las pequeñas.
En casos extremos, cuando la cuantía de la deuda es incontrolable, solo existe el camino de la austeridad total, que impida acumular más deuda o desviar la atención de el objetivo principal que ha de ser solucionar el problema y disminuir la cuantía de deuda antes de llegar de nuevo, en el caso de los gobiernos, a canjear puntos o, en el caso de las familias, a perder los bienes inmuebles o de cualquier otro tipo como coches u otras propiedades.
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